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LA NOCHE, LA TORMENTA Y YO

    Hoy es viernes noche, 22.33 p.m. Probablemente debería estar arreglándome, porque he quedado en un ratillo para ir a dar una vuelta, por los mismos bares, por las mismas discotecas, viendo a los mismos borrachos que me saludarán sin mirarme a los ojos, sino a mis glándulas mamarias, q se ven juntas por el efecto de un wonderbrá de los chinos. Aún no estoy arreglá por una sencilla razón: hay tormenta. Y las tormentas me gustan, a pesar de que incrementan mi extraña cefalea tensional y hacen que mis ya de por sí despeinados pelos adquieran el aspecto de un caniche en remojo.  

   Me gustan porque todo queda en silencio, excepto por el ruido de los truenos. Me gustan porque cuando estoy viendo una, no necesito hablar para que la gente sepa lo que siento. Me gustan porque en esos momentos nada mas importa, solo mojarme y sentir toda la fuerza del cielo sobre mí. Me gustan porque me da la impresion de que la lluvia me hace un guiño, y comprende todas mis excentricidades, esas que nadie, ni siquiera yo misma, por muy cercano a mí que sea, podrá entender.

   Un deseo: irme al campo, desnudarme, estirar los brazos y mirando al cielo, dejar que la lluvia me empape, respirar oxígeno, y escuchar el silencio de la noche, con todos los sonidos que lo acompañan. Una realidad: tengo q vestirme, porque si bajo a la calle desnuda cuando mis colegas toquen el timbre, y les digo que quiero irme al campo a mojarme con la lluvia, me van a volver a repetir:

-Gema, que rara eres.

Y yo, como siempre, no sabré que responder...Avergonzado

2 comentarios

Cristoferlancaster -

La verdad me gusto mucho tu pensamiento sobre la tormenta y aunque vivimos a muchos kilómetros de distancia, creo que hay algo dentro de las personas que la hace sentir lo mismo en idénticas situaciones y esta bueno encontrar gente así.

LuisMi -

Ya hacía unos días que no leía tu blog.

¿Sabes? Hemos escrito historias parecidas (quizá la mía con menos detalle) al mismo tiempo, jeje. Pásate y así la lees tambien.

Aquí hubo una tormenta muy muy grande, como la que describes, la noche del lunes. Yo estaba con el coche, circulando por la M30. No se veía nada... solo agua. Estuvo muy bien.